Desde sus primeros pasos como nación independiente, los Estados Unidos (EUA) ha buscado la manera más efectiva de materializar los ideales plasmados en su Constitución de 1787. Inspirados en el espíritu asociativo de las 13 colonias que se unieron para derrotar el imperio británico, y romper con el modelo monárquicos que apartaba las decisiones de los ciudadanos, sus fundadores concibieron una República Federal Constitucional que diera grandes libertades a los Estados que conforman la unión, para administrar recursos y dictar leyes que se adecúen a los deseos de sus ciudadanos.
Este tipo de organización ha traído como consecuencia que cada Estado tenga peculiaridades en cuanto a la administración electoral se refiere. Algunos Estados otorgan a los municipios que los conforman, autonomía para administrar sus elecciones. Por ello, el cuándo, cómo y dónde se vota puede variar dentro de un mismo estado radicalmente. En consecuencia, hoy día existen en los EUA aproximadamente 4.600 jurisdicciones administrando elecciones. En ellas, conviven numerosos proveedores de soluciones electorales, y simultáneamente se utilizan diversas tecnologías como escáneres ópticos, tarjetas perforadas, máquinas de registro directo, y máquinas de registro directo con comprobante de votación. Con la aprobación de la ley HAVA en el año 2002, se ha hecho un enorme esfuerzo, con plausibles resultados, por eliminar el uso de las tarjetas perforadas y generar ciertos estándares para que las distintas jurisdicciones mejoren la calidad de sus procesos electorales.
Otro aspecto que cabe destacar sobre el sistema de gobierno de los EUA es que la democracia que idearon sus fundadores es de tipo representativa, es decir, los ciudadanos ejercen el poder político mediante representantes en los gobiernos locales (gobernadores, alcaldes, etc.) y el gobierno federal.
Los representantes de ambas cámaras del congreso (alta y baja) son elegidos de manera directa por sus ciudadanos. No obstante, el Presidente es elegido mediante elecciones indirectas. Esto implica que mediante el voto, los ciudadanos indican a representantes cuál es el candidato de su preferencia. A estos representantes se les denomina Electores. En total son 538 Electores que se distribuyen entre los estados, según el porcentaje de la población total que poseen. Desde que George Washington fue elegido como el primer presidente de la nación, en 1788, en tan solo 5 ocasiones el presidente electo por el voto de los Electores de los Colegios Electorales no ha coincidido con el voto popular. La última vez que esto ocurrió fue en las controvertidas elecciones del año 2000 en la que George W. Bush resultó ganador ante el candidato por el partido demócrata Al Gore.
Como vemos, la combinación de una República Federal Constitucional con una democracia representativa como formas de gobierno, han producido un peculiar sistema electoral.