A continuación les presentamos un extracto de un artículo de techweek.es donde Rodolfo Lomascolo, vicepresidente de STS Group y director general de ipsCA da su opinión sobre el voto electrónico.
El voto electrónico ha permitido que las entidades que lo necesitan puedan realizar sus procesos rebajando costes y subiendo la participación sin menoscabar la transparencia, el secreto del voto, e incluso creando prueba electrónica al permitir obtener la traza de todo lo que pasa en el proceso electrónico. Es más, con la tecnología actual todo ello, el proceso de voto y la traza, puede ser archivado asegurando su originalidad y la integridad de toda esa documentación electrónica.
Las nuevas tecnologías permiten «anonimizar» el voto de los ciudadanos después de haber sabido quién sufragó, lo que resguarda su característica de que sea secreto. El proceso es el siguiente:
- Se inserta el voto en una urna electrónica en la que se mezcla con el resto de votos, así no se sabe cuál proviene de quién. Es capaz de saber quien es la persona que vota pero no a su voto ya que cuando éste está adentro, se vuelve anónimo. Por último, al momento de hacer el recuento, no se sabe de quién provino. Además, el sistema impide sufragar dos veces al reconocer al votante.
Este sistema incluso permite a los votantes votar cuando ellos deseen, ya que esos votos no pasarán a recuento hasta que la aplicación lo permita, o sea, una vez se ha cerrado el proceso de votación. Esto permite que los procesos electorales puedan abrirse durante más tiempo, y que los votantes puedan votar cuando les venga bien, sin tener que reservarse un día para ir al lugar de voto.
Paso a paso la tecnología también se está imponiendo al papel mientras refuerza la participación y la democracia en los procesos electorales de asociaciones, equipos de fútbol, juntas de accionistas, gobiernos, etc.