Expertos en tecnología electoral han estimado que Chile ha alcanzado el nivel de madurez para la incorporación del voto electrónico.
La adopción de este sistema contribuiría al ahorro de 40% de recursos en comparación a los gastos necesarios estimados en el sistema tradicional de votación, brindando además mayor transparencia y rapidez en la entrega de los resultados.
Es ampliamente conocido el hecho de que, dependiendo del nivel de automatización, existen tipos de voto electrónico que tienen la capacidad de analizar resultados y realizar escrutinios de manera inmediata.
El crecimiento del uso del voto electrónico en Latinoamérica ha sido armónico y exponencial a la vez. Su efectividad ha ido a la par de la adopción del sistema por nuevos países y del interés creciente por la transparencia electoral que ofrece.
En Chile, el voto electrónico se ha utilizado hasta ahora en un ámbito particular y privado, como en elecciones universitarias y en colegios profesionales (médicos y arquitectos) y se han realizado ensayos en comicios locales.
Sin embargo, el gobierno de Michelle Bachelet ya ha manifestado su interés en utilizar el voto electrónico en una forma más amplia, inicialmente para incluir a los votantes que viven fuera del país.
Las suspicacias con respecto al uso de la votación electrónica también han ido venciéndose poco a poco, tal como ocurrió con incorporación de la banca en línea que hoy se usa cotidianamente. Es importante considerar que esta tecnología incluye complejos sistemas de cifrado y nuevos protocolos de seguridad. Además los componentes que se utilizan permiten optimizar procesos, informes fidedignos y trazabilidad, generando así absoluta confianza.